
¿Qué significa el desmanejo del presupuesto nacional para el empresariado colombiano?
En medio de debates políticos y técnicos, el manejo fiscal del actual gobierno ya está generando consecuencias que ningún empresario o gerente puede pasar por alto. Más allá de las declaraciones oficiales, las cifras y decisiones recientes revelan un escenario de alto riesgo para la estabilidad económica, la inversión y la competitividad del sector privado en Colombia.
Gasto público y déficit: la fiesta de hoy, el guayabo de mañana
El presupuesto nacional pasó de 350 billones en 2022 a 557 billones en 2026. De ese aumento, 155 billones se destinaron a burocracia y funcionamiento, sin traducirse en mejoras proporcionales en infraestructura o inversión productiva.
El resultado: un déficit estructural superior a 55 billones de pesos y un gobierno que opera por decreto, sin los contrapesos del Congreso.
Para el empresariado esto significa incertidumbre regulatoria, falta de claridad en prioridades de gasto y un mayor riesgo de que la carga impositiva se traslade al sector privado.
Subsidios a combustibles: una bomba de tiempo
El Fondo de Estabilización de Precios de Combustibles (FEPC) volvió a acumular un déficit de 70 billones de pesos. La decisión política de mantener congelado el precio del diésel (ACPM) generó 40 billones en pérdidas, mientras que los recursos liberados de la gasolina se destinaron a gasto corriente.
Esto abre dos escenarios:
- Subidas inminentes de combustibles para cerrar la brecha.
- O bien, más deuda pública que presionará la tasa de interés y la inflación.
Ambos caminos impactan directamente en costos logísticos, transporte y estructura de precios de bienes y servicios.
Deuda pública en máximos históricos
La deuda de Colombia saltó del 53% al 65% del PIB en un año, el nivel más alto registrado. Los pagos de intereses empiezan a desplazar inversión social y productiva.
Para empresas que dependen de un entorno financiero estable, esto implica:
- Menor margen de crédito disponible para el sector privado.
- Posible aumento de tasas de interés en los próximos años.
- Mayor vulnerabilidad frente a choques externos.
Reforma tributaria: impacto directo en el costo de operar
La última reforma propone gravar con IVA del 19% servicios y consumos cotidianos (combustibles, transporte, vivienda, restaurantes, eventos).
En paralelo, la carga tributaria corporativa ya ronda el 60% de las utilidades entre renta, dividendos, patrimonio y otros impuestos. Esto ha llevado a la salida de más de 6.000 grandes inversionistas del país.
El mensaje es claro: ser empresa en Colombia nunca había sido tan costoso. El riesgo es que la inversión privada se siga contrayendo, afectando empleo y crecimiento.
Insight Report: ¿Qué hacer desde la gestión empresarial?
- Revisar la estructura de costos: anticipar incrementos en combustibles, transporte y servicios.
- Optimizar cargas tributarias: fortalecer planeación fiscal y buscar eficiencia en operaciones.
- Diversificar mercados: explorar exportaciones o regionalización para reducir exposición al riesgo local.
- Seguir de cerca el endeudamiento público: porque impactará tasas de interés y condiciones de financiamiento.

Conclusión
El panorama fiscal del país se traduce en incertidumbre para el sector privado. El empresariado colombiano enfrenta un entorno donde el gobierno gasta más de lo que recauda, se endeuda a niveles récord y busca cubrir el hueco con nuevos impuestos.
En este contexto, los gerentes y empresarios deben prepararse con estrategia financiera, prudencia en la inversión y gestión de riesgos.
No se trata de alarmismo, sino de leer correctamente las señales del entorno para proteger la competitividad y anticipar decisiones que marcarán la diferencia en los próximos años.